Desde Portugal, Tomás Larraburu y Diego Jiménez nos cuentan su experiencia en jugando en Cascais, c0mo es su vida en el país europeo y cómo es la relación entre los ex jugadores del “Trébol”.

Por Rodrigo Barcia

Si a Mar del Plata y Cascais, ciudad portuguesa ubicada en el extremo sudoeste de Lisboa, los une el mar y el amor de sus habitantes por los deportes acuáticos, a Diego Jiménez y a Tomás Larraburu los une el Rugby y el haber vestido el “Trébol” en el corazón.

Quizás lo que los separe sean el celeste de Comercial y el verde y marrón de Mar del Plata Club, pero el verde brillante de la camiseta del Cascais Rugby hoy los junta en pos de ayudar a su nuevo club a dar el salto de calidad que viene necesitando en esta parte del año.

El “Negro” Diego es un rostro conocido en la ciudad que inspiró a Ian Fleming para darle vida a James Bond. Ya con varias temporadas en el lomo, reconoce que “Cascais es una ciudad maravillosa. Y en cuanto al rugby es un club con mucha historia, que en los últimos años está creciendo mucho”. Yendo a lo deportivo, resume que “está temporada comenzó mal pero ya en la segunda parte el equipo va mejorar”.

Los años suman experiencia y, dentro de un vestuario, se genera el estatus de líder. Acostumbrado a serlo en Sierra de los Padres, en Cascais, Diego asume ese rol con naturalidad. “Soy un referente porque así me lo hicieron sentir siempre”, afirma. “Hace 9 años fui sub capitán en la segunda parte del año y en mi segundo ciclo también fui tenido en cuenta como líder. Ahora en este año tuve el honor de entregar las camisetas en el primer partido de la Temporada, algo que fue increíble. Y en esta 2da parte del campeonato soy entrenador y jugador a la vez”. En resumen, el tercera línea es tajante: “me siento parte del club y de la familia de Cascais y ellos también lo sienten así”.

Los pocos más de 9800 kilómetros que separan a Cascais de Mar del Plata no hacen mella en el experimentado Octavo. “Desarraigo, la verdad que no siento, mi familia estuvo acá un buen tiempo y ahora me queda poco tiempo en la ciudad”. Sin embargo, siempre hay un lugar para la nostalgia: ”Sin contar lo que es estar con mi familia de Mar del Plata, Comercial se extraña mucho”.

El otro 50% de este binomio marplatense es Tomás Larraburu, y Diego cuenta su versión de la llegada de “Tomi” a Portugal. “Cuando me ofrecen ser entrenador y jugador también precisaban un apertura. Hablando con Rodrigo Iza me cuenta de Tomás, que él estaba dispuesto a venir y en buen nivel”. Además, subraya que “En el partido debut de Tomy la rompió, con una efectividad 100% a los palos y ganamos de visitante el primer partido de la temporada. Se adaptó rápido en la cancha y con el grupo, y esperemos que siga mejorando”.

El ex Mar del Plata Club afirma la versión y la amplía: “Sí, la llegada se dio gracias a Diego y a Rorro (Iza). Recibí la llamada a mediados de diciembre y me sorprendió mucho pero no tardé en aceptar la propuesta. Siempre tuve ganas de irme a jugar afuera y nunca había podido concretarlo así que no dejé pasar la oportunidad. Me tomé la propuesta como un desafío deportivo y personal, nunca había jugado en otro club que no sea Mardel ni había vivido afuera, y tuve la suerte de ser muy bien recibido en Cascais”.

Con la costa lisboeta el flechazo fue inmediato. “Cascais es una ciudad hermosa para vivir y jugar, tanto por el ritmo de vida, como por la gente y los lugares increíbles que tiene. Tener mar y costa acá hace que no se extrañe mucho mar del y eso ayuda bastante. Cascais es el único club de rugby que está alejado de Lisboa (25km) por lo que lo hace un poco un distinto al resto”.

La guinda se cuela en la conversación, y el hermano de Pedro lo analiza: “El rugby portugués, en mi opinión, es muy competitivo, donde todos los equipos que están en división de honor son parejos más allá de que los últimos años hay 2 o 3 que no bajan de los primeros puestos. El nivel de juego es bastante similar al de la Unión de Mar del Plata y los mismos jugadores portugueses, sumado a las contrataciones del exterior, hacen un rugby muy interesante”.

La relación con Diego Jiménez se profundizó con la mudanza de Santa Celina hacia Portugal, y Tomás fue muy elogioso para quien lo recibió en su nueva casa: “Para la gente de Cascais, Diego es un ídolo y un referente como lo es también en Comercial. Si no me equivoco es su 3er temporada acá y por lo que se ve en el trato de la gente del club con él, cada vez que estuvo hizo notar su presencia. Te das cuenta de esto cuando entras al vestuario y en una pared hay un póster de Diego haciendo un try, es muy respetado”. Además, agregó que “personalmente lo veo a Diego con muchas ganas de trabajar en el rugby de Cascais para hacerlo crecer, no solo en superior sino también con los más chicos, intentar hacerlos crecer como institución. Dice que los próximos partidos son los últimos para Cascais, así que está muy motivado por eso también. Lo único que le cuesta, y no puede disimular es extrañar a su familia y sus hijos, pero ya falta menos”.

En la carrera, y en el corazón, de Tomás Larraburu, Mar del Plata Club es una referencia insoslayable. La lesión en la rodilla que hace unos años lo tuvo alejado de las canchas fue un escollo grande en su carrera y no lo ayudó a afianzarse del medio de la cancha. “Sí, siempre es una cuenta pendiente porque no hay nada más lindo. La verdad que en el club siempre fue difícil para mi adueñarme de la 10, por suerte hay muy buena competencia y eso pone la vara alta. Creo que en los primeros años después de la lesión fue cuando más regularidad tuve alternando con Rookie (Mariano Villa). Después subió Bolton (Tomás Catuogno) con un gran juego y así sigue hoy en día. Se que ahora se sumó Juanito Porthé y cuando vuelva no va a estar fácil, pero creo que aprendí a aportarle al club y al equipo desde donde toque, cada uno a su manera. Eso puede implicar jugar en Inter, donde, en los últimos años se alcanzó un muy buen nivel y se disfruta mucho. Igualmente siempre aspire a jugar en Primera y así va a ser mientras el cuerpo me lo permita”.

Para cerrar, asegura que “sin dudas venir a Portugal es un desafío deportivo para mí pero no para medirme con nadie, sino para seguir aprendiendo y poder disfrutar de hacer lo que a uno más le gusta”, y desea que “los últimos partidos que nos quedan se den los resultados y terminemos la temporada con Cascais lo más alto posible”.