Con tantos eventos deportivos por venir en los próximos meses – en la región y el mundo – que requerirán de burbujas sanitarias, que la SLAR haya podido disputarse sin un solo caso positivo de COVID-19 durante toda la duración del certamen, es un claro ejemplo de un éxito en un camino tomado, con muchos organismos y actores involucrados en seis países.

Desde el seno de la SLAR, que no hayan habido casos positivos de Covid en el Torneo fue ganar su propio campeonato. Es que la integridad de los competidores siempre fue la prioridad, y ellos llevaron esa premisa al máximo. ¿Cómo lo hicieron? Siguiendo un par de preceptos que fueron los cimientos de este éxito.

La confianza

Fue clave el tema de la confianza; sin ella, no era ni es posible llevar nada adelante. Los trabajos coordinados con mucha antelación y durante el desarrollo de la SLAR con los gobiernos y autoridades sanitarias tanto de Chile como del Uruguay fueron fundamentales.

La eficiente y muy profesional coordinación médica establecida desde Sudamérica Rugby – interna y externa –, con horas y horas de discusión sobre protocolos, activación de resortes médicos en caso de que hubiese alguna vicisitud inesperada, fue parte del trabajo silencioso que generó confianza en todos los actores.

Diálogo

Imprescindible. Todos los involucrados en la parte médica estuvieron constantemente al tanto de cada cuestión. Se involucró en esto a los Managers de los equipos y sus responsables COVID (una figura que se estableció en pos de que no hubiera complicaciones entre diferentes interlocutores). Las consultas fueron diarias, y todas en función de lo previamente conversado.

Como en cualquier torneo deportivo, hubo también que atender aspectos médicos por fuera del COVID-19 y todo se hizo con un altísimo nivel de profesionalismo.

Liderazgo

Todos los aspectos médicos cayeron sobre los amplios hombros de dos profesionales de altísimo nivel. El Doctor Juan Pablo Toledo (Chile Rugby) y el Doctor Marcelo Santurio (URU).

El funcionamiento del Área Médica, en total concordancia con la parte deportiva, fue clave para el éxito de SLAR.

A toda hora y en todo momento, con ambos médicos disponibles para accionar en lo que fuera menester y coordinando todas las necesidades del torneo.

Las autoridades sanitarias chilenas y uruguayas contaron con dos profesionales de primer nivel. Además de profundos conocedores e instructores de la parte médica rugbística, el monitoreo y seguimiento diario del tema puntual del COVID cumplió con los protocolos establecidos y aprobados de antemano.

No sólo fue el COVID el que se llevó la atención. El Bienestar y Seguridad del Jugador y todos los protocolos relacionados con el HIA fueron excepcionales en su manejo y dignos de resaltar.

La SLAR estuvo, desde el punto de vista de los protocolos médicos relacionados con el bienestar de los jugadores, al más alto nivel mundial.

Respeto

El éxito de una burbuja sanitaria tan extensa y con tanta gente dentro de ella, requiere que no haya fisuras que puedan comprometerla. En esto, todos los integrantes de la numerosa delegación que compusieron los seis planteles, árbitros, asistentes y Staff de Sudamérica Rugby abocado al torneo, fueron un ejemplo de respeto y apego a las normas previamente acordadas.

No fue sencillo. Los equipos y referís solo podían dejar sus hoteles para ir a entrenar y para los partidos. Burbuja sanitaria total.

Es fundamental destacar que no hubo ni un solo caso positivo en los más de cuatro mil hisopados que se llevaron a cabo en Chile y en Uruguay.

Pasión

No fue un torneo simple para organizar desde ningún punto de vista. Hubo muchos meses de planificación, reuniones con distintas instituciones y protocolos establecidos dentro de un desafiante escenario sanitario.

Detrás de cada kick-off hubo una gran cantidad de pasos previos que dar y desde muchos meses antes.

Hubo cuestiones centrales, medulares, que fueron cambiando de manera rotunda, en algunos casos inesperadamente, a medida que la SLAR se fue desarrollando. Una de ellas fue el cambio de status de las realidades sanitarias de los dos países anfitriones, que se endurecieron fuerte.

Eso implicó elevar el nivel de responsabilidad, confianza, compromiso, diálogo y respeto para que el estándar de la burbuja sanitaria, que ya era elevado, lo fuera aún más. Por esa razón, hay que resaltar con énfasis el apego a las directrices de todos los actores involucrados, que fueron claves para que el torneo pudiese disputarse en su totalidad y sin ningún caso de COVID.